Extracto del libro Vivir desde el futuro de Dios, pp. 455 y 456

Servir al estado y no servirse del estado

Una característica esencial de la iglesia será su independencia del estado, aún en cuanto a expectativas. Los cristianos apreciarán los servicios del estado pero no se harán dependientes más de su cuenta.

El habitad primario para el cristiano, en cuanto a sus necesidades de provisión, justicia y ayuda mutua, será la iglesia local.

Donde el estado está ausente o fracasa, la iglesia sabrá organizar servicios suficientes para que las comunidades puedan funcionar. Ya que el cristiano no idolatra al estado ni se hace dependiente de él, su servicio al estado tendrá cierta libertad. El Espíritu de Cristo lo habilitará para asumir una actitud de servicio. Su confianza en Dios y en la iglesia lo ayudará para no hacerse dependiente del estado ni enriquecerse fraudulentamente a costa del estado.

Poder y liderazgo de servicio

El estado sólo es funcional a medida que es capaz de ejercer autoridad. Las democracias saludables radican en el hecho de aceptar la autoridad de las personas electas y de las leyes vigentes.

Si bien el cargo político trae autoridad, es importante destacar que la autoridad que realmente vale es la autoridad moral adquirida. La vía cristiana para adquirir autoridad, ejemplificada por Jesús, es mediante el servicio. Conjugar adecuadamente la autoridad y el servicio es el desafío que la ética cristiana plantea a todo involucramiento político.


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